jueves, 9 de junio de 2011

Aprendiendo del asunto de los pepinos

Casi tarde para hablar de la crisis de los pepinos que casi pasó a ser crisis de la soja y ahora es alerta sanitaria o catástrofe de la unión europea. Eso le pasa por ser poco 2.0: no es colaborativa, sino individualista.

Pero a lo que voy que me disperso. Alemania acusó, juzgó y dictó sentencia. Y por ser Alemania lo que dijo fue sentencia divina. Un claro ejemplo del "factor impacto"o de lo que nos influye las creencias culturales y populares. Alemania es,en el imaginario colectivo, tan eficaz como seria. Nos gustará o no, nos parecerá simpática o un poco adusta pero su rigor es incuestionable Y en aras del rigor, la seriedad y la eficacia bien merece la pena sacrificar otros valores. A Alemania no le exigimos que se humanice, no le decimos que sea cercana. Nos cuesta insinuarle que no suele ser bueno mirar por encima del hombro porque eso del rigor, la seriedad, y los etc que se quieran, no son exclusiva de ella. Y que se puede hacer sin pedestales a los que subirse para parecer distantes e inaccesibles.

A la atención especializada y a la hospitalaria nadie les exige que se se adapten. Nadie, ni gestores ni ciudadanos, les pide que acometan la reforma que tienen pendiente. Todo se justifica con razonamientos similares a "los chicos son así y no hay quien pueda con ellos. Tengamos paciencia" Sólo algunos compañeros a nivel individual, trabajan sabiendo que es mejor mirar al frente que desde arriba.
Pero Alemania a veces se encuentra con que quien creía inferior no lo era tanto.

Y no me he liado, no.

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