miércoles, 4 de junio de 2014

Viva la democracia pero aquí mando yo




Mi hija está de exámenes. Y a mi hija, este año, le evalúan por competencias. Por un lado le siguen valorando los conocimientos adquiridos, pero por otro, este año lo complementan con la valoración de la aplicación de esos conocimientos a situaciones concretas y, más o menos, aproximadas a la realidad. Está bien. Suena bien. O no. Quiero decir que, suena bien pero no está tan bien como suena. Y es una pena. Tengo la sensación de que en realidad el sistema escolar quiere que mi hija demuestre la aplicación de sus conocimientos en el medio tal y como el sistema determina que tiene que aplicarlos, y no de la manera que a mi hija se le ocurra. Independientemente del resultado final. Es decir a mi hija no le dejan triunfar ni fracasar por su cuenta. Solo puede hacerlo de la manera en que el sistema le dice que tiene que hacerlo. Aunque parezca que lo hace distinto (y moderno)

Queremos pacientes empoderados, activos, co-rresponsables, informados, y todas esas cosas. Queremos pacientes competentes. Les informamos y les decimos qué es lo que tiene que hacer un paciente informado y un paciente experto o un paciente activo. No les informamos para que ellos decidan, les informamos y capacitamos para que ellos decidan lo que nosotros queremos que decidan. Nos pasa a nivel "micro" en la consulta cuando hacemos aquello de la toma de decisiones compartidas. Esta muy bien eso...hasta que el paciente decide que el quiere comprar otra moto distinta a la que nosotros le queremos vender. Saltan nuestras alarmas mentales, los resortes que activan nuestros esquemas de pensamiento tradicionales se activan, es posible que nos entre un tic nervioso en el ojo, y buscamos desesperadamente como hacerle entender a la persona que tenemos delante que tenemos que elegir conjuntamente entre A, B ó C y que D no es una opción que se contemple. 

Las organizaciones e instituciones sanitarias quiere pacientes que tomen las riendas de su enfermedad. ¿Para qué los quiere? ¿Para que hagan un consumo más razonable de los recursos del sistema? ¿O porque quiere ciudadanos emancipados y con sentido crítico que puedan cuestionar el modelo de atención sanitaria que se les ofrece?

Por cierto que algo de esto también sería extrapolable a las empresas. Queremos una empresa viva, dinámica, donde se generen sinergias entre sus trabajadores que les conduzca a implicarse en las líneas estratégicas de la organización. Contamos contigo! Contamos con vosotros!....Pero bueno, tampoco os mováis tanto, que de tanto aportar nos dais mucha guerra. Hacer, pero hacer sin pensar mucho y sin cuestionar tampoco tantas cosas. Y no hablo de "echarse al monte", hablo de iniciativas responsables, de actividades exitosas, de espacios de reflexión constructiva, etc...

En definitiva, allá dónde hay jerarquía y poder, hay miedo. Miedo a la apertura, miedo al "ruido", miedo a que la silla se mueva, miedo a sentirse cuestionado, miedo a que alguien diga que, efectivamente, "el rey está desnudo". La innovación está en la periferia. Y para que un proceso innovador sea creíble, tiene que llevar implícita la posibilidad de inmolación de lo ahora existente. De otro modo, no "haremos", sólo "haremos que parezca que hacemos"

PD La foto es la portada del tebeo "Los combates cotidianos" de Manu Larcenet


martes, 3 de junio de 2014

La felicidad de las cosas cotidianas #a1000manos







Hace un par de días y gracias a una entrada en el blog de @helenamatute tuve la oportunidad de ver un vídeo donde D Khaneman hablaba de la felicidad y el bienestar. Resumido brevemente, y probablemente mal, explicaba que existen "dos yo": uno, el de la experiencia, el que disfruta de lo que hacemos en el momento presente y el que encuentra satisfacción en la experiencia concreta en la que se vive. El otro es el "yo de los recuerdos" y el de las expectativas, que son como los "recuerdos futuros" La forma de recordar lo que vivimos es la que en cierta manera determina si hemos sido felices, o no, al vivir determinados momentos de nuestra vida.

Dice Khaneman muchas más cosas, pero  pensando en escribir esta entrada para la iniciativa #a1000manos que nos proponen @goroji y @rutroncal son las dos ideas que me vienen a la cabeza. En este apasionante viaje que puede ser educar y "domesticar" a nuestro cerebro en la producción de pensamientos y emociones el doble reto que se plantea es un buen estímulo para nuestro día a día.

No nos permitamos no disfrutar de tantos momentos, sobre todo los cotidianos, los que siempre están ahí, y cojamos el hábito de "parar" para ser consciente de los pequeños placeres que nos ofrece cada día. Elijamos de aquellos de nuestros recuerdos, los que nos provocan sensaciones positivas, los que nos hacen esbozar una sonrisa cuando nadie nos ve, los que nos aportan a nuestros ojos  un brillo especial, una mirada especial.

Es el entorno de una consulta médica un espacio donde el sufrimiento y el dolor se hacen presentes. Situaciones emocionalmente intensas a veces que nos roban energía y nos enturbian la mirada. En ocasiones parece difícil contrarrestar esa sensación de pesadez que según pasa la jornada notamos sobre nuestros hombros. Hay días en que uno vuelve a casa derrotado.Pero también es un espacio de pequeñas victorias y satisfacciones, muchas de ellas como queda dicho, cotidianas. Un dolor que ha pasado, una diabetes que se controla, una preocupación que desaparece ante la normalidad del resultado de una prueba diagnóstica....Somos generadores de salud y bienestar en los discursos que podemos ofrecer a los pacientes (y también a nuestro entorno laboral, por ejemplo) Practiquemos, hoy al menos, nuestra faceta de generar felicidad y de poner el acento en lo positivo Disfrutemos de la experiencia presente cada vez que generemos, en este día, satisfacción en nuestro entorno, personal y laboral. Y elijamos, y ayudemos a elegir, aquellos recuerdos y emociones positivas que nos sirvan de combustible para ir transitando por la vida.

Solo por hoy, dice un mantra conocido. Lo podemos hacer hoy con #a1000manos como excusa. Igual, como dice el famoso eslogan, quien prueba repite.

PD De la experiencia presente de escribir esta entrada, he disfrutado. De los recuerdos positivos al ver a tanta gente sumada a esta iniciativa, y del aprecio que tengo a sus promotores, nace el impulso de escribirla.