martes, 25 de mayo de 2010

Te lo contaré en un viaje (I)

"Los médicos buscan sobre todo establecer unas reglas del juego, que empiezan por las palabras justas y acaban en la rutina cotidiana. Siempre me ha parecido que tienen horror a un posible desbordamiento emocional, en sus ojos se lee el pánico a los gritos, los llantos, las imploraciones, las confianzas excesivas que acabarán por crear una situación embarazosa. Su primer escudo es la palabra "doctor". El segundo la bata blanca con algunas tablas sobresaliendo del bolsillo delantero. El tercero, el lento minueto de las consultas, las llamadas a la enfermera, las recetas, las citas estadísticas. Una coreografía perfectamente estudiada para desactivar las pasiones del enfermo, hacerle sentir la confianza en el sistema, establecer unos objetivos que marquen un calendario que no sea forzosamente el de la propia fatalidad.
Pero no es fácil. Sobre todo porque, al otro extremo de la mesa, el paciente tiene su propio libreto. La música se llama empatía y se basa en una relación eminentemente mágica con el doctor. Durante las primeras visitas, el enfermo analiza concienzudamente hasta el más mínimo detalle de la personalidad de su médico. Su mirada es tan precisa e implacable como la de los niños frente al maestro o los soldados hacia su oficial. Captan los pequeños detalles. los latiguillos, sacan analogías chistosas o destructivas. Evalúan su grado de simpatía e identificación.
El médico suele tener un período de gracia en el cual se le perdona todo, su imagen se amplifica con la admiración, y cualquier gesto mínimo de cordialidad o confianza se agradece profundamente. Pero esa misma transferencia emocional lleva muchas veces a lo contrario, y convertido en un personaje onmipresente, también puede acabar por transformarse en una figura expiatoria. El médico representa entonces aquello que no funciona, los síntomas que no desaparecen, las medicinas que no sirven, alguien odioso por ser tan necesario, a quien van destinados los mensajes de impotencia y rencor. Eso explicaría tal vez tantas miradas oblicuas y medias sonrisas."
Lo escribe Carlos Garrido en su libro "Te lo contaré en un viaje" Ed Crítica

viernes, 21 de mayo de 2010

XI semana sin humo

Se estaba acercando y ya ha llegado, cuando volvamos a nuestro puesto de trabajo el lunes, estaremos inmersos en la semana sin humo.
Cada vez que nos viene un paciente y nos dice que quiere dejar de fumar, son pocos, por nuestra cabeza pasan un montón de preguntas; ¿estará realmente convencido?, ¿cómo le puedo ayudar?, ¿qué tratamiento le puedo ofertar?, etc. Todas estas preguntas dependeran de nuestra experiencia en tabaquismo, y algo muy importante si fumas o has fumado, que como todos sabemos nos da una visión diferente.
Hablando de visiones, me ha resultado simpática la que se ofrece en el siguiente video.
Hasta la próxima.

martes, 11 de mayo de 2010

XI semana sin humo


Oido cocina.
Un poco de información.....



y un poco de humor.

Se acerca la semana sin humo

Seguro que en vuestros centros comienza a escucharse algo así: "Se acerca la semana sin humo. ¿Qué vamos a hacer este año?. ¿Alguien tiene alguna idea nueva?".
Para los despistados el próximo 31 de mayo es el día mundial sin tabaco. Me imagino que tal y como he comenzado en vuestros centros se hará alguna actividad al respecto, y me pregunto...
¿Porqué nó hacer algo en el blog?
Propongo que al igual que los blogs de Larreagaburu y Cabieces se han apuntado a la iniciativa de internet de los blogs sin humo, este sea uno más, luego ya habrá tiempo para otro tipo de actuaciones.
Gracias por vuestra acogida.

lunes, 3 de mayo de 2010

sordos emocionales

Leyendo sobre comunicación y medicina. "Sordos emocionales: personas que no saben escucharse o elaborar sus propios sentimientos como no sea en un diálogo real. Se dice que son personas que no tienen insight. La persona con insght es aquella que puede reconocer sus sentimientos" Lo dice Borrell i Carrió en su manual de entrevista clínica. Explica también que estas personas se ponen en contacto con sus sentimientos cuando hablan de ellos, cuando los verbalizan, y por eso se benefician muchas veces del dialogo.
El otro día en un taller sobre el duelo alguien hacía notar que todos los ejemplos que se ponían eran de mujeres y preguntaba si es que los hombres no hacían duelo.
Me pareció evidente que hay más "sordos que sordas emocionales". ¿Herencia o ambiente?