jueves, 18 de septiembre de 2014

La mirada innovadora





Poco ha cambiado la esencia del acto médico. El paciente deposita su información y su confianza en el profesional y delega en él, en su sabiduría y en su profesionalidad, el acto de tomar decisiones sobre su salud que pueden suponer adquirir compromisos acerca de su vida y la de los que le rodean.  Ese, sigue siendo en esencia el discurrir de los acontecimientos dentro de una consulta médica.

Con los años, la sabiduría y la experiencia del profesional, así como los medios para desarrollar éstas, se han llamado prestación de servicios. La medicina ha pasado de ser un acto privado  y único entre dos personas a ir integrándose en servicios sanitarios fundamentalmente públicos y transformándose en agrupamientos de individualidades de desarrollo profesional a los que hemos llamado servicios médicos, unidades de atención primaria, ambulatorios, hospitales, etc...

Pero para los profesionales de la medicina las cosas, en esencia, no cambian mucho. Llega uno a la consulta, tiene un listado de personas a las que atender que van pasando una a una El paciente expone su problema, el médico hace unas preguntas, busca datos mediante la exploración física, formula una hipótesis, pide más pruebas para corroborar la misma o prescribe un tratamiento. Termina esa consulta. Entra el siguiente paciente (o usuario, según grado de evolución del sistema en el que está siendo atendido), y vuelve a pasar algo similar. A veces, también depende del grado de evolución del sistema, la consulta es burocrática, con poco que ver con la medicina o la clínica, pero el esquema de la acción no tiene grandes variaciones. Cambia a veces el escenario o las herramientas: consultas domiciliarias, telefónicas, etc.... Terminada la jornada el médico recoge su consulta y se va a casa.

Esto es lo micro. De lo macro no se yo mucho pero parece que la cosa va fatal. Muchos usuarios, muchos servicios prestados, mucho remedio poco eficaz, mucho gasto, poco beneficio. Se cambian los circuitos, se reinventa la asistencia, pintamos de colorines las paredes, hacemos más hospitales aunque no queremos a la gente en ellos,...y al médico le sigue esperando un listado encima de la mesa cuando llega a la consulta y y al paciente una silla en la que sentarse mientras espera que le llame aquél o aquella que le va a cambiar la vida.

Las vidas de los pacientes en las que nos metemos con un supuesto permiso, implícito en el hecho de acudir a la consulta, nos es desconocida en la mayoría de los casos. Pretendemos cambiar algo que no conocemos y en la mayoría de los casos no lo conseguimos. Creemos saber qué es lo importante en cada caso pero no siempre, o casi nunca, lo preguntamos. Preguntar, o simplemente dejar hablar, sigue siendo algo muy innovador en las consultas de medicina y enfermería. Conseguir crear un  clima relajado, en el que las personas se sientan acogidas y que facilite por tanto una interacción más sincera y una conversación rica en detalles y experiencias que será probablemente un valioso recurso para el enfoque de nuestro trabajo sigue sonando un poco transgresor.

Preguntar al paciente si se siente a gusto en nuestra consulta, si cambaría algo de nuestra atención para con él, si quiere aportar alguna idea que puede mejorar nuestro funcionamiento puede ser un buen camino para trabajar desde el "nosotros" y desde  el "nosotros" el grado de implicación es mucho mayor que desde el "tú y yo". Trabajar en equipo, pero con equipos formados por médicos, enfermeras, pacientes, familiares, y quién tenga papel relevante en cada caso.

Argumentar y negociar la pauta a seguir, aceptar negativas, escuchar razones, explicar nuestras limitaciones cuando no tenemos tiempo, sabiduría o medios para resolver problemas. Generar confianza mutua que permita trabajar estrategias de "desmedicalización" de la vida. Y perder(nos) el miedo. Ser valientes para no hacer medicina defensiva, y aprender a asumir la incertidumbre conjuntamente.

Se puede innovar sobre intangibles. Lo siento si a alguien le crujen los huesos. Asumo que sobre eso no se puede sostener un sistema sanitario y que a muchos les suena a filosofía barata. Pero mientras los que se encargan de lo macro siguen pensando como hacer un sistema más eficiente, en lo micro se puede hacer un sistema más satisfactorio. Y más útil probablemente, porque sirven únicamente las propuestas a las que la gente se suma, no las que se imponen.  A veces se trata solamente de cambiar la mirada.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Dermapixel. El libro



Rosa Taberner es una chica mallorquina que bucea y entre chapuzón y chapuzón ejerce de dermatóloga, Desde hace unos años publica en un blog, en su blog, que se llama Dermapixel. Para la mayoría de los pocos que leen este blog no hace falta presentarla. Es de sobra conocida.

Me gusta Dermapixel. En eso también voy a ser poco original. Me gusta el planteamiento de caso clínico por resolver, la constante invitación a los lectores a la participación y la discusión de los casos. Me gusta el tono cercano con que está escrito, su claridad expositiva y el modo ameno que plantea los casos. Hacer que lo extraordinario parezca sencillo no está al alcance de todo el mundo.

Hace pocos días Rosa anunció que había convertido parte del recorrido de estos años del blog en un libro. Anunció más. Anunció que el libro era de descarga gratuita, que está disponible para quien quiera. El libro es muy recomendable por su alta calidad y su planteamiento eminentemente práctico. Para los médicos de familia creo que nos es una herramienta de gran ayuda en consulta. 

Ah, una cosa más.(como decía el otro cuando presentaba lo verdaderamente importante). Solo una cosa más. Dermapixel es puro 2.0. Conocimiento compartido, estímulo para la participación, herramienta útil.....Y lo es gritándolo implícitamente, con su propio caminar y quitándose importancia. ("ahí os dejo el libro, yo me voy a ver peces :)" parece que nos dice) Si una virtud es algo que los demás ven en ti como algo extraordinario pero a ti te sale de un modo natural, tendremos que concluir que Rosa tiene la virtud de los konwmadas 

Gracias Rosa.