sábado, 9 de octubre de 2010

confianza

La confianza de Osakidetza en sus profesionales es algo que genera alguna que otra duda. Por supuesto que la tiene en ellos como ejecutores de sus designios. La empresa propone y dispone y sus trabajadores ejecutan. Pero luego están los indicios que sugieren que la confianza más allá de ese aspecto ejecutor no existe.

Somos sospechosos de dejación de nuestras responsabilidades profesionales por perder el tiempo en internet. Nuestros pacientes esperando en la sala de espera mientras nosotros chateamos, miramos el twitter de Belen Esteban o cualquier otra cosa. A pesar de los sistemas de control del GH que le permite ver quien y por donde ciberpasea, se decide que una consulta del Sistema Vasco de Salud se parezca a un cibercafé de La Habana o Pekín y nos filtran todo lo filtrable. No se fían de nosotros.

El mayor capital que esta empresa tiene son sus trabajadores y el conocimientoy experiencia que ellos atesoran. No debemos olvidar que la medicina es ciencia, es conocimiento y es intercambio de conocimiento. Pido perdón por la obviedad pero a veces tengo la sensación de que somos tan servicio público (sin segundas lecturas) que nos olvidamos del origen y razón de ser de nuestro trabajo. Creo que aquí hay otra tarea pendiente, pasar de implementadores a creadores. Proponer, participar, intercambiar, buscar sinergias,....A nosotros nos toca demandar ese papel que nos ha sido ursurpado y a la empresa el de animarnos a ello, estimularnos y apoyarnos. En definitiva de creer más en lo que podemos aportar.

Relacionado con lo anterior pero con ese matiz 2.0 que tanto nos gusta ultimamente: conocernos entre nosotros, hablar de nuestros retos, de las dificultades, de nuestros logros,..¿Es posible liderar eso desde la empresa? ¿Podemos ser útiles de alguna manera los que estamos en las trincheras donde ahora mismo parece que solo caben los que trabajan con algoritmos, árboles de decisión y diagramas de flujo? ¿Sería posible crear una red social sin otro límite que una clave para acceder a ella, de todos los trabajadores de osakidetza y ver que pasa?

Insisto, ponemos tanto énfasis en dar servicio que nos va a pasar que no vamos a tener nada que servir. Los nuevos vientos dicen que "empresa feliz, empresa eficiente." El Plan que funciona, por poner un ejemplo de actualidad, es el plan que todos sienten suyo, no el que es el más bonito sobre el papel. Hay un reto en Osakidetza que no se aborda: acabar con el hastío, la desmotivación y el espíritu de la inercia e implicar a sus trabajadores y lograr que se sientan orgullosos de trabajar en ella. No mirar solo a la población y mirar a los profesionales, quitar el moho y la roña de la maquinaria, engrasarla y ponerla a funcionar.
Ahí puede que también tengan un papel fundamental y novedoso las nuevas(?) tecnologías y las llamadas TICs.